viernes, 15 de marzo de 2024

Santo Evangelio 15 de Marzo 2024



 Texto del Evangelio (Jn 7,1-2.10.14.25-30):

 En aquel tiempo, Jesús estaba en Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Él también subió no manifiestamente, sino de incógnito.

Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que éste es el Cristo? Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es». Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado». Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.



«Nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora»


Fr. Matthew J. ALBRIGHT

(Andover, Ohio, Estados Unidos)

Hoy, el Evangelio nos permite contemplar la confusión que surgió sobre la identidad y la misión de Jesucristo. Cuando la gente es puesta cara a cara ante Jesús, hay malentendidos y presunciones acerca de quién es Él, cómo en Él se cumplen o no las profecías del Antiguo Testamento y sobre lo que Él realizará. Las suposiciones y los prejuicios conducen a la frustración y a la ira. Esto ha sido así siempre: la confusión alrededor de Cristo y de la enseñanza de la Iglesia despierta controversia y división religiosa. ¡El rebaño se dispersa si las ovejas no reconocen a su pastor!

La gente dice: «Éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es» (Jn 7,27), y concluyen que Jesús no puede ser el Mesías porque Él no responde a la imagen del “Mesías” en la que ellos habían sido instruidos. Por otra parte, saben que los Príncipes de los Sacerdotes quieren matarle, pero al mismo tiempo ven que Él se mueve libremente sin ser arrestado. De manera que se preguntan si quizá las autoridades «habrán reconocido de veras que éste es el Cristo» (Jn 7,26).

Jesús ataja la confusión identificándose Él mismo como el enviado por el que es “veraz” (cf. Jn 7,28). Cristo es consciente de la situación, tal como lo retrata Juan, y nadie le echa mano porque todavía no le ha llegado la hora de revelar plenamente su identidad y misión. Jesús desafía las expectativas al mostrarse, no como un líder conquistador para derrocar la opresión romana, sino como el “Siervo Sufriente” de Isaías.

El Papa Francisco escribió: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús». Es urgente que nosotros ayudemos a cada uno a ir más allá de las suposiciones y prejuicios sobre quién es Jesús y qué es la Iglesia, y a la vez facilitarles el encuentro con Jesús. Cuando una persona llega a saber quién es realmente Jesús, entonces abundan la alegría y la paz.


Así es la madre de siete hijos que busca la cura contra la ELA: «La ciencia nos convence de Dios»

 


Así es la madre de siete hijos que busca la cura contra la ELA: «La ciencia nos convence de Dios»

Hay dos cosas que llaman especialmente la atención en su laboratorio: los iconos de Jesucristo y la Virgen María de estilo bizantino, y las fotografías de su familia numerosa (foto: Dani García/Revista Misión).

"Entre tubos de ensayo, pipetas y disoluciones químicas; así transcurre la jornada laboral de la doctora Ana Martínez", comienza diciendo una interesante entrevista a esta científica, madre de familia numerosa, abuela y católica. Revista Misión la publica en su último número. 

Ana Martínez tiene siete hijos, trabaja en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) e investiga junto a un equipo las posibles curas de la ELA, una enfermedad "muy cruel, pero que tiene esperanza".

Sus "otros compañeros" de laboratorio

"Es verdad que no hay una cura, pero nosotros investigamos una proteína que es capaz de frenar el desarrollo en modelos animales. Hay un fármaco pensado para otra enfermedad que hemos demostrado que funciona contra la ELA, sólo hay que probarlo en personas", comenta Ana.

La ELA afecta en España a cerca de 4000 personas, cada año mueren 1000 y fallecen otros tantos de esta enfermedad. Cifras realmente importantes que algunos consideran insuficientes como para implementar una ley o para encontrarle una solución médica. 

En el laboratorio de Ana "hay dos cosas que llaman especialmente la atención: los iconos de Jesucristo y la Virgen María de estilo bizantino, y las fotografías de su familia numerosa", dice el reportaje de Misión.



Ana MartínezAna Martínez en su laboratorio del CSIC (foto: Dani García/Revista Misión).

A la pregunta de cómo ha logrado conciliar todo, responde: "Con paciencia, organización y el apoyo de mi marido". Ana tiene siete hijos –cuatro casados, una religiosa y otros dos aún en casa– pero además tiene ocho nietos y dos más en camino.

Ana lleva 37 años casada y conoció a su marido, José, cuando era joven. Tuvieron un noviazgo de algo más de seis años, que sentó las bases sólidas de lo que hoy es su matrimonio. Recibió la fe en su familia, pero fue estando con José cuando tuvo un encuentro mucho más personal y cercano con Dios.

"La vida de Ana significa tres cosas: fe, familia y laboratorio. Ella ha conseguido conjugarlas a la perfección, ya que ha mantenido su fe y su familia a la vez que se convertía en uno de los grandes referentes mundiales en la lucha contra la ELA", dice la revista.

De hecho, la investigadora asegura que la ciencia le ha ayudado a acercarse todavía más a Dios: "Siento que es un mandato que tengo; conocer la naturaleza, las enfermedades, la biología… Es la vocación que el Señor me ha dado y, a la vez, la forma de demostrarme que realmente existe. La ciencia me convence cada día de que Dios es verdad, porque cuanto más veo lo organizado que está todo, a medida que bajo a la pequeñez y analizo todo a vista de microscopio, me doy cuenta de que todo es perfecto, que es imposible que esté hecho por azar. Eso te confirma la existencia de un Creador".

"Encontrar la solución para esta enfermedad o tratamientos eficaces para otras dolencias neurodegenerativas se ha convertido para mí en un objetivo vital", confiesa. Solo el 6  % de las familias españolas puede pagar los cuidados que requieren esta enfermedad en la fase final. No hay ayudas, y este coste, que puede ascender a más de 60.000 euros al año, lo asume por entero el paciente.

Seguir viviendo se puede convertir en una ruina, por lo que muchos enfermos rechazan someterse a la traqueotomía, que es la única opción para alargar su vida conectado a un respirador. Otros, además, optan directamente por la eutanasia, que se ofrece como alternativa para no endeudar a sus familias.

Algo que se suma al déficit inmenso que hay en cuidados paliativos. En España mueren cada año 80.000 personas sin recibir los cuidados paliativos que necesitan. "Lucho por la vida, sin duda. Ofrezco mi investigación de cada día para gloria de Dios", dice Ana, que repite jaculatorias a lo largo del día, en el laboratorio y entre disoluciones químicas.

"'Señor, ayúdame', suelo decir", relata. La pasión con la que habla de su trabajo es sorprendente. "Después de mi primera baja maternal estuve a punto de plantarme. Me parecía difícil asumir el ritmo de la investigación, pero fue precisamente mi marido quien me convenció de volver al laboratorio. Ahora le doy las gracias", recuerda.

Aún así, no ha sido nada fácil, muchas veces se ha sentido como "una malabarista de circo” intentando llegar a todo. "Hemos sido un gran equipo", cuenta. Ana ni siquiera en las bajas maternales se desconectaba por completo: "Llamaba a los doctorandos para saber cómo iban, incluso algunos se venían a mi casa y yo les apoyaba".

Asegura que su truco es aunar sus grandes pasiones: la familia, la ciencia, el voluntariado… "Hemos hecho pastoral familiar en cursos de preparación para el matrimonio y actualmente participo en el Proyecto Raquel de acompañamiento a mujeres que han abortado", responde.  "Todo es cuestión de organizarse. Si me sobra alguna hora, suelo ir a cantar en un coro", concluye.

La ELA es una enfermedad mortal para la que no existe una cura, va paralizando poco a poco los músculos del cuerpo y la esperanza de vida va de tres a cinco años. En 2022, Ana recibió el Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva por sus aportaciones en el campo del diseño y desarrollo de fármacos para enfermedades neurodegenerativas e infecciosas.

Fuente: Religión en Libertad 

jueves, 14 de marzo de 2024

Santo Evangelio 14 de Marzo 2024



 Texto del Evangelio (Jn 5,31-47):

 En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.

»Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.

»Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».



«Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido»


Rev. D. Miquel MASATS i Roca

(Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos enseña cómo Jesús hace frente a la siguiente objeción: según se lee en Dt 19,15, para que un testimonio tenga valor es necesario que proceda de dos o tres testigos. Jesús alega a favor suyo el testimonio de Juan el Bautista, el testimonio del Padre —que se manifiesta en los milagros obrados por Él— y, finalmente, el testimonio de las Escrituras.

Jesucristo echa en cara a los que le escuchan tres impedimentos que tienen para reconocerle como al Mesías Hijo de Dios: la falta de amor a Dios; la ausencia de rectitud de intención —buscan sólo la gloria humana— y que interpretan las Escrituras interesadamente.

El Santo Padre San Juan Pablo II nos escribía: «A la contemplación del rostro de Cristo tan sólo se llega escuchando en el Espíritu la voz del Padre, ya que nadie conoce al Hijo fuera del Padre (cf. Mt 11,27). Así, pues, se necesita la revelación del Altísimo. Pero, para acogerla, es indispensable ponerse en actitud de escuchar».

Por esto, hay que tener en cuenta que, para confesar a Jesucristo como verdadero Hijo de Dios, no es suficiente con las pruebas externas que se nos proponen; es muy importante la rectitud en la voluntad, es decir, las buenas disposiciones.

En este tiempo de Cuaresma, intensificando las obras de penitencia que facilitan la renovación interior, mejoraremos nuestras disposiciones para contemplar el verdadero rostro de Cristo. Por esto, san Josemaría nos dice: «Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús. —Será, en todo caso, la triste imagen que pueden formar tus ojos turbios...—Purifícate. Clarifica tu mirada con la humildad y la penitencia. Luego... no te faltarán las limpias luces del Amor. Y tendrás una visión perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!».


Ho, el joven meritorio comunista que perseguía cristianos en Vietnam y está a punto de bautizarse



 Ho, el joven meritorio comunista que perseguía cristianos en Vietnam y está a punto de bautizarse

El joven vietnamita Ho Ca Dau descubrió el cristianismo al que perseguía a través de la caridad actuante de sus fieles. Foto: UCA News.

El caso de Ho Ca Dau, de 27 años, que se dedicaba a perseguir cristianos y ahora está recibiendo catequesis para ser bautizado en la Iglesia católica, se parece lo suficiente a la conversión de San Pablo como para que no sea descabellado hacer la comparación. Hay diferencias también: a Saulo fue Dios directamente quien le derribó del caballo y le habló. El joven vietnamita necesitó algo más de tiempo y hubo participación humana. Es una historia que ha recogido UCA News.

Comunismo activo, de padre a hijo

Ho nació en una familia con tres hermanos perteneciente a los Bru-Van Kieu (uno de los 54 grupos étnicos del país), en la provincia de Quang Tri, en el centro del país. Fue la zona fronteriza entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur durante la guerra de 1955-1975, y escenario de durísimos combates. Allí se encuentra asimismo el santuario mariano de La Vang, la advocación que une a todos los católicos vietnamitas.


La festividad de la Asunción en La Vang en 2019.

En el pueblo donde creció Ho, los cristianos son considerados una “fuerza reaccionaria” que lucha contra el gobierno, que sigue siendo hoy comunista aunque haya una cierta relajación que haya permitido la apertura de relaciones con la Santa Sede. El propio padre de Ho, soldado y miembro del Partido, le transmitió que las fuerzas religiosas, como el cristianismo, abusan de los nativos y sabotean las causas del gobierno revolucionario. “No hay Dios en el mundo y los hombres lo pueden conseguir todo”, le enseñaba.

Así que Dau estudió en una escuela pública y no tardó en unirse a la Unión de la Juventud Comunista, que lleva en su nombre el de Ho Chi Minh, presidente comunista de Vietnam entre 1945 y 1969. Cuando completó sus estudios secundarios en 2015, se apuntó como miliciano voluntario para mantener el orden y la seguridad.

Deseoso de hacer méritos y agradar a sus superiores, se consagraba con esmero a “seguir, fisgonear y espiar” a las personas que llegaban de fuera. En particular, a los comerciantes que traían pescado seco, azúcar, leche, aceite, ropa y… ordenadores portátiles.

“Sospechaba que difundían ilegalmente el catolicismo y el protestantismo, y les acusaba de poner en peligro la seguridad colectiva”, reconoce. En 2016 consiguió la detención de cinco de ellos durante veinticuatro horas "por llevar cruces y Biblias en su equipaje”. Para Dau, la cruz era una fuerza del “mal”, e impedía activamente que los católicos se reuniesen para rezar.

Los buenos samaritanos

Así pasaron varios años, y quizá nada habría cambiado si a su padre no le hubiesen diagnosticado en 2022 un cáncer de hígado. Tuvieron que vender todas sus cabezas de ganado para pagar el tratamiento en el hospital.

La familia se quedó en una situación muy comprometida. Y resultó que quienes les prestaron ayuda material y emocional hasta la muerte de su padre fueron algunos católicos de la zona, entre ellos los cinco que habían sido denunciados años atrás por Ho.

Además, los cultivos que tenían se estropearon, y Ho cayó en la pobreza. Tuvo que empezar a ganarse a duras penas la vida transportando paquetes en bicicleta en la ciudad de Dông Hà.

“Un día”, cuenta, “me desmayé de hambre y me quedé tirado en la cuneta. Un católico que pasaba por allí me llevó al hospital y abonó el coste de mi estancia”. Estuvo tres días ingresado y le diagnosticaron un trastorno vestibular e hipotensión.

Acababa de vivir en primera persona la parábola del buen samaritano. En este caso, el buen samaritano real fue, Thaddeus Vu Duc Vinh, perteneciente al grupo caritativo de una parroquia, quien no se limitó a esa ayuda, sino que le acogió en su casa y le ayudó a comprar una motocicleta de segunda mano y a sacarse la licencia de conducir. Con ello empezó a trabajar como moto-taxista, con un sueldo mucho mayor al que tenía. Thaddeus le define como “un hombre honrado y trabajador con los pies en el suelo”.



 

Ho Ca Dau con su moto. Foto: UCA News.

El contacto con los católicos, a quienes tanto había perseguido, suscitó en Dau el interés por el catolicismo, y poco a poco empezó a unírseles en alguna oración nocturna y en la misa dominical. Se sentía en deuda con ellos por su amor y su apoyo: “Quería rezar a Dios para que les bendijera”, explica.

Este cambio en Ho no sentó bien a sus parientes, que se enfadaron con él y empezaron a evitarle. Uno de sus tíos se burlaba, acusándole de ir con los católicos solo para que le diesen de comer. Ho replicaba, ahora que se había desecho de sus viejos prejuicios, que eran “buenos ciudadanos” que compartían sus bienes con los demás: “Ni abusan de la religión ni incitan a la gente contra el gobierno”, alegaba.

Once catecúmenos en la parroquia

Dau será bautizado la próxima Vigilia Pascual. Desde hace cuatro meses acude tres días por semana a la parroquia para las lecciones de catecismo que imparte el hermano redentorista Andrew Nguyen Dinh Toai.

Éste afirma que Ho es muy activo, plantea las dudas que tiene y atiende a misa con frecuencia “para fortalecer su fe”.

Recibirán el sacramento once catecúmenos, que acompañan a Ho en las clases. Ocho quieren entrar en la Iglesia para contraer matrimonio con su pareja católica, pero Ho y otros dos son conversos sin otra motivación que haber descubierto la verdad. La parroquia forma anualmente una media de seis catecúmenos.

Ho entrega un ramo de flores al padre Juan de la Cruz Hoang Quang Hai, de la parroquia de Dong Ha.



Ho entrega un ramo de flores al padre Juan de la Cruz Hoang Quang Hai, de la parroquia de Dong Ha. Foto: UCA News.

El padrino de bautismo de Ho será, cómo no, su buen samaritano, Taddheus. Y el joven está “feliz” ante el acontecimiento: “Soy feliz porque voy a poder llevar una vida plena de sentido y hacer, como católico, cosas útiles por los demás… Una vez que sientes la presencia de Dios en tu corazón, no temes a nada en el mundo”.

Por eso su lema para empezar su vida cristiana es “ama a tus enemigos y reza por quienes te persiguen”. Quizá intuye que su conversión se debe precisamente a que alguien rezó por él cuando era un Saulo a punto de ser derribado.

Religión en libertad

miércoles, 13 de marzo de 2024

Santo Evangelio 13 de Marzo 2024

 


Texto del Evangelio (Jn 5,17-30):

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.

Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

»En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado».



«En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna»


Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas

(Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos habla de la respuesta que Jesús dio a algunos que veían mal que Él hubiese curado a un paralítico en sábado. Jesucristo aprovecha estas críticas para manifestar su condición de Hijo de Dios y, por tanto, Señor del sábado. Unas palabras que serán motivo de la sentencia condenatoria el día del juicio en casa de Caifás. En efecto, cuando Jesús se reconoció Hijo de Dios, el gran sacerdote exclamó: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia, ¿qué os parece?» (Mt 26,65).

Muchas veces, Jesús había hecho referencias al Padre, pero siempre marcando una distinción: la Paternidad de Dios es diferente si se trata de Cristo o de los hombres. Y los judíos que le escuchaban le entendían muy bien: no era Hijo de Dios como los otros, sino que la filiación que reclama para Él mismo es una filiación natural. Jesús afirma que su naturaleza y la del Padre son iguales, aun siendo personas distintas. Manifiesta de esta manera su divinidad. Es éste un fragmento del Evangelio muy interesante de cara a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad.

Entre las cosas que hoy dice el Señor hay algunas que hacen especial referencia a todos aquellos que a lo largo de la historia creerán en Él: escuchar y creer a Jesús es tener ya la vida eterna (cf. Jn 5,24). Ciertamente, no es todavía la vida definitiva, pero ya es participar de la promesa. Conviene que lo tengamos muy presente, y que hagamos el esfuerzo de escuchar la palabra de Jesús, como lo que realmente es: la Palabra de Dios que salva. La lectura y la meditación del Evangelio ha de formar parte de nuestras prácticas religiosas habituales. En las páginas reveladas oiremos las palabras de Jesús, palabras inmortales que nos abren las puertas de la vida eterna. En fin, como enseñaba san Efrén, la Palabra de Dios es una fuente inagotable de vida.


Munilla: «No estamos ante una cuestión puntual, nuestro problema es la secularización interna»

 


Munilla: «No estamos ante una cuestión puntual, nuestro problema es la secularización interna»

Monseñor Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, hace un balance de la situación actual de la Iglesia.

Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, no es un obispo que se esconda o que no afronte los peligros en los que se encuentra tanto la sociedad como la propia Iglesia. Así lo ha hecho durante toda su vida como sacerdote y ahora también como obispo, como cuando ha tenido que denunciar la situación de la Iglesia en Alemania o la confusión generada por la publicación de Fiducia Supplicans.

Y así lo ha puesto de manifiesto en una entrevista en profundidad con Javier Lozano en la Revista Misión, publicación de suscripción gratuita y la más leída por las familias católicas en España. En ella habla sin tapujos de los problemas internos que hay en la Iglesia y también de la valentía con la que afrontarlos, pero también habla de su infancia, de sus padres, de los duros años de ETA o de cómo vivió su complicado nombramiento como obispo de San Sebastián.

En todo momento, Monseñor Munilla ha vivido contracorriente y no se ha ahogado en el intento. “A nadie nos gusta ser criticado o difamado, pero estamos bajo el chantaje de la dictadura del relativismo: ‘Si no quieres problemas, no hables y pasa desapercibido’. Pero eso sería a costa de renunciar al mandato de Jesucristo de evangelizar. Yo me quedo con la cita de san Pablo: ‘Ay de mí si no evangelizara’”, cuenta a Misión.

Pero incluso considera “obvio” que esta mentalidad relativista se ha introducido en la Iglesia. Así, el prelado vasco afirma: “impresiona escuchar a cardenales de la Iglesia afirmar que nuestro objetivo no es invitar al mundo a convertirse a Jesucristo, sino generar espacios de encuentros interculturales”.

La secularización interna

En su opinión, Fiducia Supplicans es un ejemplo de la situación comprometida en la que se encuentra la Iglesia. De este modo, considera que esta declaración vaticana “ha generado una herida considerable en la comunión de la Iglesia”.

En su opinión, “no habíamos visto una convulsión tan grande en la historia reciente de la Iglesia”, por lo que Munilla exhorta a “orar intensamente por la unidad, ya que no estamos ante una cuestión puntual, sino que el problema es nuestra secularización interna”.

El obispo de Orihuela-Alicante plantea en su entrevista con Misión un dilema a dilucidar: “O cristianizar el mundo o mundanizar el cristianismo. Hoy vemos con claridad que, por desgracia, la crisis no se circunscribe al sínodo de la Iglesia alemana”.

El influjo de la mundanidad

Y para resolver este problema hace falta hacer una apuesta decidida por la verdad. Recuerda Munilla que “la verdad nos hace libres, pero al mismo tiempo es exigente”. “El gran engaño, la gran impostura, es pretender sustituir la verdad por el practicismo. Pero no nos engañemos: es un atajo que, pretendiendo liberarse de la cruz, no conduce a la meta que nos propone el Evangelio”, agrega.



Por otro lado, este obispo avisa a los católicos de los riesgos que les acechan en la sociedad de hoy. “El peligro principal -asegura- es el de ser fagocitados por el pensamiento único dominante. El influjo de la mundanidad es muy grande, como el propio Evangelio nos advierte: ‘No podéis servir a dos señores’. O somos resistentes, o somos claudicantes”.

Por eso mismo, anima a los fieles a formarse bien y buscando fuentes realmente fiables, y pone como ejemplo el Catecismo de la Iglesia Católica, el que lleva años enseñando a través de Radio María. Munilla señala que “un laicado maduro es el que sabe alimentarse de las fuentes de la Revelación, por encima de las crisis de fe que puedan tener los sacerdotes o catequistas que le hayan tocado en suerte”.

Su valentía y claridad le han granjeado numerosos ataques y calumnias, los que acepta por amor a Jesucristo. “Por la gracia de Dios, no me cuesta perdonar las injurias. Siempre me ha ayudado a ello tener conciencia de que nuestra lucha es contra el demonio y contra nadie más. ¡Es importante no equivocarse de enemigo!”, recuerda.

Y aquí aparece la difícil situación que experimentó cuando fue nombrado por el Papa como obispo de San Sebastián, donde una buena parte del clero se manifestó contra su llegada. Sobre aquel momento recuerda que “Dios me dio la gracia de vivirlo sin perder la paz. La Iglesia sabía que la decisión de mi nombramiento no era sencilla. Si la Santa Sede asumía el reto, pues yo también. Después de los chaparrones viene la vida real. Y lo cierto es que he sido testigo de cómo se puede trabajar codo a codo con quienes aman al Señor y están dispuestos a servir a la Iglesia, por encima de las ideologías”.

Pero a su vez Munilla destaca el gran apoyo que recibe de tantos y tantos fieles: “No hay proporción alguna entre lo que la providencia me ha encomendado y mi fragilidad. Esto sólo se explica por la cantidad de personas que rezan por los pastores. Soy un privilegiado de esa oración y testigo de que Dios la escucha”.

“Esta gran empresa en la que estamos embarcados no es nuestra, es de Jesús. No debemos abordar la ­realidad con la angustia propia de quien piensa que todo depende de él. A mí me gusta repetir aquello de “Dios existe y no eres tú, ¡relájate!”. Es decir, confía en el Corazón de Cristo”, añade.

Fuente: Religión en libertad

martes, 12 de marzo de 2024

Santo Evangelio 12 de Marzo 2024



 Texto del Evangelio (Jn 5,1-3.5-16):

 Era el día de fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betsaida, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?». Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo». Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda». Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar.

Pero era sábado aquel día. Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla». Él le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: ‘Toma tu camilla y anda’». Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: ‘Tómala y anda?’». Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor». El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.



«Jesús, viéndole tendido (...), le dice: ‘¿Quieres curarte?’»


Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch

(Salt, Girona, España)

Hoy, san Juan nos habla de la escena de la piscina de Betsaida. Parecía, más bien, una sala de espera de un hospital de trauma: «Yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos» (Jn 5,3). Jesús se dejó caer por allí.

¡Es curioso!: Jesús siempre está en medio de los problemas. Allí donde haya algo para “liberar”, para hacer feliz a la gente, allí está Él. Los fariseos, en cambio, sólo pensaban en si era sábado. Su mala fe mataba el espíritu. La mala baba del pecado goteaba de sus ojos. No hay peor sordo que el que no quiere entender.

El protagonista del milagro llevaba treinta y ocho años de invalidez. «¿Quieres curarte?» (Jn 5,6), le dice Jesús. Hacía tiempo que luchaba en el vacío porque no había encontrado a Jesús. Por fin, había encontrado al Hombre. Los cinco pórticos de la piscina de Betsaida retumbaron cuando se oyó la voz del Maestro: «Levántate, toma tu camilla y anda» (Jn 5,8). Fue cuestión de un instante.

La voz de Cristo es la voz de Dios. Todo era nuevo en aquel viejo paralítico, gastado por el desánimo. Más tarde, san Juan Crisóstomo dirá que en la piscina de Betsaida se curaban los enfermos del cuerpo, y en el Bautismo se restablecían los del alma; allá, era de cuando en cuando y para un solo enfermo. En el Bautismo es siempre y para todos. En ambos casos se manifiesta el poder de Dios por medio del agua.

El paralítico impotente a la orilla del agua, ¿no te hace pensar en la experiencia de la propia impotencia para hacer el bien? ¿Cómo pretendemos resolver, solos, aquello que tiene un alcance sobrenatural? ¿No ves cada día, a tu alrededor, una constelación de paralíticos que se “mueven” mucho, pero que son incapaces de apartarse de su falta de libertad? El pecado paraliza, envejece, mata. Hay que poner los ojos en Jesús. Es necesario que Él —su gracia— nos sumerja en las aguas de la oración, de la confesión, de la apertura de espíritu. Tú y yo podemos ser paralíticos sempiternos, o portadores e instrumentos de luz.