viernes, 19 de abril de 2013

Adórote, devotamente, Dios escondido,





“Mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida.” (cf Jn 6,52)
Adórote, devotamente, Dios escondido,
Verdaderamente presente bajo estas apariencias.
A ti se rinde mi corazón
porque, al contemplarte, me entrego todo.

La vista, el gusto, el tacto no llegan
pero por el oído mi fe está segura
Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios verdadero
Nada más verdadero que la voz de la misma Verdad.

En la cruz se escondía Dios
Aquí se esconde también el Hombre 
Con todo, confieso mi fe en Dios-Hombre
Repito la confesión del buen ladrón

No he podido, como Tomás, contemplar tus llagas
No obstante, confieso: Tú eres mi Dios,
Dame la fe creciente en Tu verdad,
Dame esperar en Ti, amarte a Ti.

Oh, memorial de la muerte del Señor
Pan vivo que vivifica a los hombres
Dame vivir por Ti
Dame gustar para siempre tu suavidad.

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