viernes, 3 de febrero de 2017

Viola, la Gianna Jessen italiana, tiene 3 años y lucha con las secuelas del aborto al que sobrevivió

Viola, la Gianna Jessen italiana, tiene 3 años y lucha con las secuelas del aborto al que sobrevivió

Gianna (October Baby) y Viola se conocieron en Italia

Viola, la Gianna Jessen italiana, tiene 3 años y lucha con las secuelas del aborto al que sobrevivió

El testimonio de Gianna Jessen, superviviente de aborto, ha dado la vuelta al mundo como prueba de un horror que sigue repitiéndose.


Viola nació un mes de noviembre de hace tres años y para todos es November baby, la niña de noviembre, tal como ha inspirado la vida y la historia de Gianna Jessen, October baby.


October Baby es una película de 2011 dirigida por Andrew y Jon Erwin. Está inspirada en la historia real de Gianna Jessen, a quien interpreta Rachel Hendrix. Pincha aquí para adquirir ahora el DVD de October Baby.

Viola aún no sabe que su vida es un golpe durísimo para la ideología dominante que defiende el aborto como derecho y pretensión, pero un día, cuando sus padres adoptivos Andrea y Chiara le cuenten la misericordia que Dios ha tenido con ella, no podrá no reconocer que su vida es un milagro hecho de alma, piernas y manos que se mueven. 

Como lo es Gianna Jessen, la mujer que sobrevivió a un aborto salino en 1977 y que hoy da la vuelta al mundo con la única fuerza de su rostro sonriente para testimoniar que el aborto es un homicidio y no un derecho a matar un grupo de células que no se quiere reconocer como ser humano. 


Esta conferencia pronunciada en Australia en 2008 por la joven californiana Gianna Jessen se hizo pronto viral y continúa siendo uno de los testimonios más impresionantes sobre lo que está en juego en la lucha contra el aborto.

La Nuova Bussola Quotidiana publicó en exclusiva una foto que, en un cierto sentido, es un milagro y una promesa: por primera vez una frente a la otra, Gianna Jessen y Viola, dos mujeres que no tendrían que estar en la tierra porque habían sido descartadas por la implacable industria de los abortos, que utiliza la fragilidad de las mujeres y la impotencia de los hombres para afirmar en el mundo su mensaje de muerte. Pero están.

También Viola tenía que ser abortada, pero ahora está viva y a pesar del pesimismo de los médicos, canta y habla como cualquier niña de tres años, aunque las dificultades motoras le recordarán durante un tiempo que ella, para vivir, ha tenido que pelear más que los demás. La promesa es la de ser el rostro humano y real de una Presencia que no ha sido reconocida ni acogida de inmediato, pero que ahora se puede hacer carne para iluminar al hombre de principios del milenio, que ha perdido el sentido de lo real. 
 


Viola y Gianna se conocieron hace unos días en Formigine, en la provincia de Modena, donde el Foro de las Asociaciones familiares de la localidad, en colaboración con Provita onlus y la Comunidad Juan XXIII, acogió a la estadounidense de 39 años, convertida en el símbolo de la victoria de la vida sobre la muerte.

Los padres adoptivos de Viola, Andrea y Chiara, que desde 2003 gestionan una casa-familia de la Comunidad Juan XXIII en Faenza y tienen otros dos hijos naturales, además de otros en acogida y adoptados, contaron su testimonio antes de que Gianna comenzase a relatar el largo recorrido que la llevó a renacer y a perdonar a la madre que la había abortado. La Nuova Bussola Quotidiana los entrevistó: 

-¿Dónde nació Viola?
-Nació en el hospital Santa Úrsula de Bolonia, después de que la madre, de diecisiete años, llegara a urgencias a causa de una gran hemorragia debida a un intento de aborto farmacológico en el domicilio. 

-¿En qué mes nació?
-Viola tenía 24 semanas cuando vio la luz en noviembre de 2013. La madre había ingerido píldoras para abortar, más allá de los términos permitidos por la ley, pero surgió una complicación que la obligó a llamar a urgencias de su ciudad, en la provincia de Modena. La ambulancia la llevó al Santa Úrsula, donde se encontró con médicos extraordinarios. 

-¿Por qué?
-Porque Viola nació en cuanto llegaron al hospital y los médicos hicieron de todo para mantenerla en vida. 

-Como prescribe la ley.
-Es verdad, pero la pequeña tenía una hidrocefalía muy grave (agua en el cerebro), que la habría llevado a una muerte segura si no hubieran decidido operarla. 

-¿Cuáles eran los riesgos?
-La historia de Viola es un milagro dentro del milagro: en Europa no se había intentado nunca un drenaje en una pequeña de apenas cinco meses y, sobre todo, con ese peso, apenas 500 gramos. 

-Por lo tanto, lo que la sociedad quería descartar se ha convertido en una victoria de la ciencia.
-Exacto. Había muchísimos riesgos, empezando por las complicaciones que podían surgir a causa de la anestesia. A esto hay que añadir el hecho de que se trata de operaciones muy complejas y caras. Pues bien, la operación ha ido de la mejor de las maneras, la ciencia médica se ha esforzado en restituir la dignidad a la vida de un ser humano que la otra ciencia médica, la abortista, quería suprimir. Los médicos estaban asombrados. 

-¿Cómo vivió todo esto la madre?
-Por desgracia se fue inmediatamente después del parto; los trabajadores sociales intentaron hacer que se implicara, pero no quería saber nada. 

-¿Cómo está Viola ahora?
-En la fase del aborto sufrió daños cerebrales, pero después de muchos TACs diría que no hay consecuencias, porque el desarrollo cognitivo es igual al de los niños de su edad. Viola habla y canta como cualquier niña de tres años, tiene sólo un retraso motor que se ajustará con el tiempo. 

-¿Qué habéis contado al público que ha venido a escuchar a Gianna Jessen?
-Lo que siempre contamos en nuestros testimonios: Viola es la demostración viva e irrefutable de que la vida no está en nuestras manos: ni en nuestra voluntad de destruirla, ni en la disponibilidad que tengamos de cuidados médicos, por muy avanzados que sean. La vida tiene un vínculo directo con el Señor que la ha creado. 

-¿Qué le diréis a Viola cuando sea mayor?
-La verdad. Es decir, que su historia nos regenera continuamente con el amor por la vida, la esperanza y la alegría que ella consigue darnos. Siempre. 

Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).

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