domingo, 30 de abril de 2017

Santo Evangelio 30 de Abril 2017


Día litúrgico: Domingo III (A) de Pascua

Texto del Evangelio (Lc 24,13-35): Aquel mismo día, el domingo, iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. 

Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado, Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron».

Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre Él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». 

Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

«Aquel mismo día, el domingo»
Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós 
(Barcelona, España)


Hoy comenzamos la proclamación del Evangelio con la expresión: «Aquel mismo día, el domingo» (Lc 24,13). Sí, todavía domingo. Pascua —se ha dicho— es como un gran domingo de cincuenta días. ¡Oh, si supiésemos la importancia que tiene este día en la vida de los cristianos! «Hay motivos para decir, como sugiere la homilía de un autor del siglo IV (el Pseudo Eusebio de Alejandría), que el ‘día del Señor’ es el ‘señor de los días’ (…). Ésta es, efectivamente, para los cristianos la “fiesta primordial”» (San Juan Pablo II). El domingo, para nosotros, es como el seno materno, cuna, celebración, hogar y también aliento misionero. ¡Oh, si entreviéramos la luz y la poesía que lleva! Entonces afirmaríamos como aquellos mártires de los primeros siglos: «No podemos vivir sin el domingo».

Pero, cuando el día del Señor pierde relieve en nuestra existencia, también se eclipsa el “Señor del día”, y nos volvemos tan pragmáticos y “serios” que sólo damos crédito a nuestros proyectos y previsiones, planes y estrategias; entonces, incluso la misma libertad con la que Dios actúa, nos es motivo de escándalo y de alejamiento. Ignorando el estupor nos cerramos a la manifestación más luminosa de la gloria de Dios, y todo se convierte en un atardecer de decepción, preludio de una noche interminable, donde la vida parece condenada a un perenne insomnio.

Sin embargo, el Evangelio proclamado en medio de las asambleas dominicales es siempre anuncio angélico de una claridad dirigida a entendimientos y corazones tardos para creer (cf. Lc 24,25), y por esto es suave, no explosivo, ya que —de otro modo— más que iluminar nos cegaría. Es la Vida del Resucitado que el Espíritu nos comunica con la Palabra y el Pan partido, respetando nuestro caminar hecho de pasos cortos y no siempre bien dirigidos.

Cada domingo recordemos que Jesús «entró a quedarse con ellos» (Lc 24,29), con nosotros. ¿Lo has reconocido hoy, cristiano?

Rico, tibio e hiperactivo, Jean-Marc tuvo una experiencia mística ante el Santísimo y se transformó


Entró en una capilla a curiosear cuando hacían adoración

Rico, tibio e hiperactivo, Jean-Marc tuvo una experiencia mística ante el Santísimo y se transformó

Jean-Marc Potdevin en 2008 ya era un triunfador de los negocios en Internet, pero algo le faltaba... una experiencia mística al inicio del Camino de Santiago le marcó su ruta vital

Rico, tibio e hiperactivo, Jean-Marc tuvo una experiencia mística ante el Santísimo y se transformó

La experiencia del francés Jean-Marc Potdevin forma parte de estos encuentros sorprendentes que Cristo ofrece a veces a personas que parecen no esperar pero que están dispuestas a cambiar su vida desde el momento en que la luz de Dios se manifiesta a ellos. 

Ofrecemos a continuación algunos fragmentos del testimonio de Jean-Marc Potdevin, business angel, ingeniero, millonario, ex CTO de Kelkoo (un comparador de precios online), ex vicepresidente de Yahoo! Europa, casado con 4 hijos, deportista, aventurero, hiperactivo, y cristiano tibio y poco convencido hasta vivir un encuentro que cambió su vida. Fue en 2008, cuando empezó el Camino de Santiago, insatisfecho con lo que tenía y sin saber qué quería ni qué buscaba.

- ¿Entonces cómo se ha reencontrado con Dios?
-Es Él quien vino a mi encuentro. Cara a cara. Y eso es muy impresionante. Ocurrió un poco por casualidad. Había entrado en Puy-en-Velay [famoso santuario francés, inicio de una ruta del del Camino de Santiago, nota de ReL] en una capilla durante la adoración al Santísimo Sacramento –yo no sabía lo que era- y casi instantáneamente se apareció frente a mí, muy grande, muy impresionante. Y yo que nunca he fumado ni tomado psicotrópicos, etcétera, puedo deciros que se hace raro ver lo sobrenatural surgir así.


- ¿Y su psiquiatra qué dice de ello?
-Los psiquiatras tienen la noción de delirio místico. Yo sé lo que he visto, estaba perfectamente consciente en el momento de esta experiencia, de esta casi-experiencia de Dios, y he encontrado después en los libros criterios precisos que permiten distinguir un delirio místico de una casi-experiencia de Dios. Dicho esto, más tarde me he dado cuenta también de que hay que ser cauteloso con este tipo de aparición. Evidentemente la he buscado porque la sensación es tan buena que se busca la consolación en cuanto tal, pero eso es bastante peligroso. San Juan de la Cruz es claro al respecto: no hay que buscar este tipo de experiencia.

- ¿Cómo se hace para ver a Dios?
- Se le deja hacer. Es Él quien hace todo el trabajo. No es necesariamente sencillo dejarle hacer. Pero he encontrado un libro que se ha convertido en mi libro de cabecera, Je veux voir Dieu [Quiero ver a Dios, n.d.t.] del Padre Marie-Eugène del Niño Jesús y en este libro él explica las buenas disposiciones que permiten justamente dejarle hacer al Señor para que venga a nosotros, entre ellas la humildad, el don de sí y el silencio.

- Una conversión, ¿qué cambia exactamente?
- Lo cambia todo. Porque pone el mundo al revés. Al final, eso lo vuelve a poner a uno en su lugar más precisamente, es una inversión de focal. Es un poco como en Alicia en el país de las maravillas cuando ella pasa al otro lado del espejo, en la historia de Lewis Carroll. Al otro lado del espejo, el mundo está invertido: la izquierda pasa a la derecha, el fuerte se convierte en débil, mis debilidades son mis fuerzas. Lo más impresionante es darse cuenta del impacto, de la manera como la gracia actúa en el mundo. Yo he tenido que volver a aprender todas las cosas: a andar, a hablar, a escribir, a comportarme. Porque una vez que las reglas del mundo se han invertido, se vuelve a empezar en este mundo como un recién nacido.



- ¿Después ha invitado usted a Dios a sus encuentros de business angel?
- Dios ya está presente. Él ya está allí. Dicho esto, ahora me pasa que hablo con los empresarios ya sea de Dios directamente (es un poco más raro) o indirectamente a través de la doctrina social de la Iglesia.

»Los empresarios se plantean preguntas sobre el sentido del trabajo, de la responsabilidad, de su compromiso, el sentido de la propiedad, el sentido del dinero. Y en ningún sitio se les educa. No son formados en las escuelas de comercio, de ingeniería, de negocios, ni en los MBA. Y sin embargo son cuestiones fundamentales.

- ¿Qué le gustaría transmitir a los lectores de su libro?
-Me he dado cuenta de que yo era un cristiano mal creyente después del encuentro con el Señor. Y de que hacía muchas cosas al revés. Quizás transmitir eso.

»Un segundo aspecto que es importante para mí en este libro: la función del testimonio. Yo no puedo guardar este tesoro para mí. Es un poco difícil hablar de estas cosas íntimas, de estas cosas de la fe. Pero no puedo guardar este tesoro: es necesario que lo dé. La gente no lo sabe. En todo caso, algunas personas no lo saben y yo no puedo guardarlo.

«Las palabras no pueden explicar lo que yo he vivido»
La experiencia mística de un business angel (en francés)
(Su libro-testimonio lo publicó en francés en 2012 en Ediciones del Emmanuel)


L´expérience mystique d´un business angel por editions-emmanuel

sábado, 29 de abril de 2017

Asalto al Cielo: Alfonso del Corral

Santo Evangelio 29 de Abril 2017


Día litúrgico: Sábado II de Pascua

Santoral 29 de abril: Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia
Texto del Evangelio (Jn 6,16-21): Al atardecer, los discípulos de Jesús bajaron a la orilla del mar, y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero Él les dijo: «Soy yo. No temáis». Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.


«Soy yo. No temáis»
Rev. D. Vicenç GUINOT i Gómez 
(Sant Feliu de Llobregat, España)



Hoy, Jesús nos desconcierta. Estábamos acostumbrados a un Redentor que, presto para atender todo tipo de indigencia humana, no dudaba en recorrer a su poder divino. De hecho, la acción transcurre justo después de la multiplicación de los panes y peces a favor de la multitud hambrienta. Ahora, en cambio, nos desconcierta un milagro —el hecho de andar sobre las aguas— que parece, a primera vista, una acción de cara a la galería. ¡Pero no!, Jesús ya había descartado el uso de su poder divino para buscar el lucimiento o el provecho personal cuando al inicio de su misión rechazó las tentaciones del Maligno.

Al andar sobre las aguas, Jesucristo está mostrando su señorío sobre las cosas creadas. Pero también podemos ver una escenificación de su dominio sobre el Maligno, representado por un mar embravecido en la oscuridad.

«No temáis» (Jn 6,20), les decía Jesús en aquella ocasión. «Confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), les dirá después en el Cenáculo. Finalmente, es Jesús quien dice a las mujeres en la mañana de Pascua, después de levantarse del sepulcro: «No tengáis miedo». Nosotros, por el testimonio de los Apóstoles, sabemos de su victoria sobre los enemigos del hombre, el pecado y la muerte. Por esto, hoy, sus palabras resuenan en nuestro corazón con una fuerza especial, porque son las palabras de Alguien que está vivo. 

Las mismas palabras que Jesús dirigía a Pedro y a los Apóstoles las repetía San Juan Pablo II, sucesor de Pedro, al inicio de su pontificado: «No tengáis miedo». Era una llamada a abrir el corazón, la propia existencia al Redentor para que con Él no temamos ante los embates de los enemigos de Cristo.

Ante la personal fragilidad para llevar a buen puerto las misiones que el Señor nos pide (una vocación, un proyecto apostólico, un servicio...), nos consuela saber que María también —criatura como nosotros— oyó las mismas palabras de parte del ángel antes de afrontar la misión que el Señor le tenía encomendada. Aprendamos de ella a acoger la invitación de Jesús cada día, en cada circunstancia.

Campeón de baloncesto y médico del Real Madrid, murió su hijo y una experiencia mística le tocó


Alfonso del Corral: «Sentí a Alguien que compartía mi dolor»

Campeón de baloncesto y médico del Real Madrid, murió su hijo y una experiencia mística le tocó

Campeón de baloncesto y médico del Real Madrid, murió su hijo y una experiencia mística le tocó

Alfonso del Corral en Cambio de Agujas - consiguió fama como jugador del Real Madrid, pero su mensaje de consuelo es el de Cristo

Campeón de baloncesto y médico del Real Madrid, murió su hijo y una experiencia mística le tocó

10 consejos prácticos y realistas para enfrentar la muerte y el duelo de forma cristianas 30 años Alfonso del Corral fue campeón de Liga y de la Copa del Rey de baloncesto jugando en el Real Madrid, en 1984-85 y también al año siguiente. Wikipedia explica que "destacaba por su tranquilidad y por su capacidad de concentración. Sus armas sobre la cancha eran una tremenda fuerza física, una explosiva salida al contraataque y una gran agresividad en defensa". 

Cuando dejó de ser jugador, desarrolló una carrera profesional como responsable de los servicios médicos del Real Madrid de 1994-2007. Actualmente es director de la Unidad de Traumatología, Ortopedia y Medicina Deportiva en el Hospital Ruber Internacional de Madrid. Cuenta su experiencia de fe en el programa de testimonios “Cambio de Agujas” de HM Television.

Familia, deporte y disciplina
Aunque creció en una familia numerosa católica, explica que su fe era “de tradición, no vivida”. Como deportista de élite e hijo de militar, su vida era disciplinada y sus valores exigentes, pero “sólo rezaba cuando había algún problema”. El deporte le ayudaba a desahogarse cuando algún sufrimiento emocional le tocaba en su juventud.

“El deporte es un arma estupenda, te da fuerza, te da seguridad. Me enamoré apasionadamente del baloncesto, lo vivía como una religión”, recuerda. 


Alfonso del Corral le hace la vida imposible a Drazen Petrovic

“He sido jugador del Real Madrid y he estado ahí cuatro temporadas. He estado con jugadores que tenían más cualidades, más talento, así que yo lo compensaba con más esfuerzo, más entrenamiento, más voluntad de victoria. Esa fue mi historia”.

El éxito no le cegó porque le llegó ya bastante maduro y poco a poco. “También mi padre siempre me avisaba de la vida, de los golpes que puede dar la vida y eso me hacía ser cauto y prudente”.

Una familia alegre... y un niño especial
En lo familiar y lo profesional las cosas iban bien. “Me casé muy joven con la mujer de mi vida, porque yo la conocí con 20 o 21 años. Ella tenía 17.Y con ella formé una familia, en la que hemos tenido cinco hijos. Álvaro era el tercero”.

Álvaro era un niño especial. “El niño tenía ángel, era muy cariñoso. Era muy fuerte, iba a ser muy grande y muy fuerte. Y siempre muy vitalista. Un día se metía en medio de nuestra cama de matrimonio y nos abrazaba. Decía: “¿No os dais cuenta que yo he venido a uniros?”. Y es verdad. Es verdad. Porque mi matrimonio, a lo mejor, se hubiera perdido, si no hubiese sido por este sacrificio enorme. O sea, que el niño tuvo una misión aquí. Y fue la de cambiarnos a todos, transformarnos, unirnos y caminar hacia el encuentro de Dios”. 

Álvaro murió a los 6 años.

“Para los padres es un dolor insoportable. No se superan estas cosas. Dicen: “¿Lo has superado?”. “No”. Se acepta, pues, por dos motivos: Uno es por un motivo humano. Y es que el amor de los demás o el amor a los demás te permite seguir caminando. Y otro, por un motivo divino, que es la presencia, la cercanía y el acompañamiento del Señor en tu vida”.


Alfonso del Corral, como médico del Real Madrid, 
con David Beckham

Un día que empezó bien, y acabó terriblemente
Fue un impacto tremendo. Era su primer año al frente de los servicios médicos del Real Madrid, le acaban de dar el “cum laude” por su tesis doctoral, sus padres estaban encantados, el Real Madrid ganaba por 3-0 en un importante partido… y en ese momento le avisan de que el niño está en el hospital, muy mal. Tras seis horas de esfuerzos médicos, Álvaro murió. 

El médico Del Corral describe con exactitud su dolor, físico, que no deja respirar y oprime el corazón.

Una frase bíblica... y una experiencia mística
Después de 3 días con ese dolor, “mi mujer y yo tuvimos una pequeña discusión. Y entonces, en medio de la irritación, pues no sé, me senté en un cuarto, había una Biblia y la abrí. Entonces, me parece que era San Mateo, era el evangelio en el que el Señor dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Cuando leí esa frase, paré de leer. Me quedé un poco pensativo, pero seguía con el mismo dolor, con la misma agonía, con el mismo sufrimiento y salí a caminar”. 

“Entré en una iglesia de Madrid, en la calle Alcalá, que hace esquina con Gran Vía. No me acuerdo bien cual era. Estaba muy oscura. Prácticamente no sé lo que había, sí que había una lucecita del sagrario, del Santísimo y en toda la iglesia no había nada, solo se veía la luz, degeneraba un poco, y se veía una frase. ¡Otra vez la misma frase!: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Bueno, también seguía sintiendo el mismo dolor, el mismo sufrimiento, la misma agonía… ¡Pero qué cosa más rara! Y me acosté. Por supuesto, no dormía”.

“Dormía muy poco. Y me parece que era al alba, era junio pues sería a las cuatro, a las cinco de la mañana, serían las cinco, cinco y media, no podía dormir, paseaba y entonces entré en el cuarto del niño, y, mirando sus cosas, me quedé mirando una serie de cosas y, de pronto, al coger una cosa, se me cayó un cuaderno del niño. Era un cuaderno de escritura del niño. Y en el cuaderno de escritura, iba poniendo: la rosa, la manzana. Y, cuando abro la última hoja, la última cosa que escribió el niño es: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Y, con la escritura del niño, que la primera era muy buena y la última ya era una escritura que iba bajando, en ese momento, yo sentí una experiencia de Dios”. 

“Sentí una presencia del que yo llamo “El Resucitado”. El dolor no es que desapareciera, es que, o cambió, o yo sentí la presencia de “Alguien”, que compartía conmigo ese dolor. Que, a partir de ese momento, yo sabía que había Algo y ese Algo lo iba a encontrar”. 

Volcado en la lectura y en saber más
“Entonces yo empecé a leer muchísimo. No sabía quién era. La palabra, la expresión es de Jesucristo. Pero esa experiencia que, mucha gente dice que son delirios, alucinaciones, el síndrome del duelo, yo sé que es real. Dieciocho años después, yo aseguro que es verdad. Me pueden partir las piernas, pero eso era real. No es una frase, es algo que yo experimenté. Pero, es que, después de dieciocho años yo sé que el Señor vive. Leí muchísimo. Y me leí todo tipo de religiones, todo tipo de pensadores. Pero, cuando leía las palabras del Señor, cuando leía las epístolas, los Hechos de los Apóstoles, yo sentía fuego en mi interior, como dicen los discípulos de Emaús. Sentía un fuego. Otras cosas eran muy bonitas, pero no tenían ese fuego”.

“Son años en los que yo no dormía, seis o siete años en que leía y devoraba todo, leía todo lo que caía en mis manos. Me acostaba tarde, leyendo, y me levantaba temprano para leer. Dormía tres horas al día. Y entonces, empecé a esperar un poco, a experimentar y a gozar con todos esos sagrados misterios”. 



"El sufrimiento te abre los ojos"
Médico y padre herido por la muerte de un hijo, llegó a algunas conclusiones sobre el sufrimiento.

“El sufrimiento es horroroso. Pero el sufrimiento, la enfermedad, el dolor y la muerte son la cara de una realidad efímera. El sufrimiento, curiosamente, no deja indiferente a todo el mundo. A algunas personas, el sufrimiento los destruye; a otras muchas, que no son creyentes, los cambia, los hace mejores seres humanos, les quita una parte de esa soberbia, esa prepotencia, porque el sufrimiento te abaja, te hace más cercano. El sufrimiento te abre los ojos, porque vivimos borrachos. Y, mucho más, el hombre occidental vive inmerso en esta situación”. 

“Para el cristiano, para el creyente de verdad, el sufrimiento, evidentemente, te conecta. Sobre todo, si tú experimentas que no estás solo en ese sufrimiento, esa es la gran diferencia. Nadie te va a quitar el sufrimiento, el sufrimiento está ahí. La diferencia es que el Señor murió en la Cruz precisamente para darnos ese sentido. Nadie entiende la cruz. Pero, ¿por qué tiene que morir en la cruz? ¿Por qué Dios ha permitido morir en esa cruz? Porque es fundamental, es el centro de nuestra historia, como dice San Pablo. Hay que aceptar esa cruz. No es fácil porque todos queremos la buena vida, es decir, vivir bien, no tener enfermedades, no sufrir. Y el Señor te ayuda a llevar esa cruz. Por eso, murió Él en esa cruz. Este es el punto de encuentro entre Dios y el hombre”.

Cottolengo: inspiración en el compartir
A Alfonso del Corral le inspiran las personas con vocación a compartir y aliviar el sufrimiento, como el Padre Alegre y sus Cottolengo (www.cottolengopalegre.org). Le inspira también la confianza de estas instituciones en la Providencia: “ellas no pueden pedir. Y eso comporta que hay noches que no hay nada que comer”.

También le emocionan muchos enfermos del Cottolengo que anuncian que rezarán por él. “Cuando vuelvo, claro, luego en el coche, lloro a moco y baba. Aquello es Evangelio, sin matices, sin frases hechas, sin tópicos, sin nada. No sé, es verdadero y auténtico. No son perfectos, claro, ni las monjas, ni los enfermos, naturalmente. Pero, aquello es extraordinariamente maravilloso y, como eso, hay mucho en el mundo”.

Cuando has perdido un hijo
A menudo hay personas que le piden palabras para consolar a padres que han perdido un hijo. Pero no hay consuelo humano y menos con palabras, aunque sí dolor compartido y esperanza en Cristo.

“Yo solo les puedo decir que les quiero, que sé perfectamente lo que están pasando. Que es un dolor horroroso, que no es humano, que no se puede aceptar porque humanamente es inaceptable y, que yo, desde aquí, les diría que rezo por ellos. Ya sé que ellos no quieren eso ahora. Y que, si pudiera, les abrazaría. No hay frases ni tópicos. No soy quien para darles un consejo: solo les puedo decir que Cristo vive, que hay esperanza. Que es inaceptable y que ahora mismo no tendrán ni fuerzas y, por tanto, que no me vengan con tópicos ni con frases hechas. Pero que el Señor está ahí, que el Señor está esperándoles con su niño ahí, en el Cielo. Y eso lo creo profundamente. Que tengan esperanza. Y que si tienen un poquito de fe, que recen, que recen mucho. Que la oración es tremenda. Y que apuesten por la vida, que el Señor les devolverá ciento por uno. Que sigan amando, que sigan apostando por la vida. Que si pueden tener hijos, que tengan hijos. Que cada hijo es un regalo inmenso de Dios”.

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viernes, 28 de abril de 2017

Santo Evangelio 28 de Abril 2017


Día litúrgico: Viernes II de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 6,1-15): En aquel tiempo, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia Él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?». Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». 

Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Éste es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo». Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo.


«Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer»
Rev. D. Llucià POU i Sabater 
(Granada, España)


Hoy leemos el Evangelio de la multiplicación de los panes: «Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron» (Jn 6,11). El agobio de los Apóstoles ante tanta gente hambrienta nos hace pensar en una multitud actual, no hambrienta, sino peor aún: alejada de Dios, con una “anorexia espiritual”, que impide participar de la Pascua y conocer a Jesús. No sabemos cómo llegar a tanta gente... Aletea en la lectura de hoy un mensaje de esperanza: no importa la falta de medios, sino los recursos sobrenaturales; no seamos “realistas”, sino “confiados” en Dios. Así, cuando Jesús pregunta a Felipe dónde podían comprar pan para todos, en realidad «se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer» (Jn 6,5-6). El Señor espera que confiemos en Él.

Al contemplar esos “signos de los tiempos”, no queremos pasividad (pereza, languidez por falta de lucha...), sino esperanza: el Señor, para hacer el milagro, quiere la dedicación de los Apóstoles y la generosidad del joven que entrega unos panes y peces. Jesús aumenta nuestra fe, obediencia y audacia, aunque no veamos enseguida el fruto del trabajo, como el campesino no ve despuntar el tallo después de la siembra. «Fe, pues, sin permitir que nos domine el desaliento; sin pararnos en cálculos meramente humanos. Para superar los obstáculos, hay que empezar trabajando, metiéndonos de lleno en la tarea, de manera que el mismo esfuerzo nos lleve a abrir nuevas veredas» (San Josemaría), que aparecerán de modo insospechado.

No esperemos el momento ideal para poner lo que esté de nuestra parte: ¡cuanto antes!, pues Jesús nos espera para hacer el milagro. «Las dificultades que presenta el panorama mundial en este comienzo del nuevo milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de lo alto puede hacer esperar un futuro menos oscuro», escribió San Juan Pablo II. Acompañemos, pues, con el Rosario a la Virgen, pues su intercesión se ha hecho notar en tantos momentos delicados por los que ha surcado la historia de la Humanidad.

Arrasa «Resucito», versión católica de «Despacito»: «Queríamos mostrar la alegría de la Pascua»


Prepararon un vídeo para sus amigos y ya lo han visto 1,2 millones de personas

Arrasa «Resucito», versión católica de «Despacito»: «Queríamos mostrar la alegría de la Pascua»

Resucito, la versión católica de Despacito, suma ya más de 1,2 millones de reproducciones en Youtube

Arrasa «Resucito», versión católica de «Despacito»: «Queríamos mostrar la alegría de la Pascua»

“Resucito, que me crucifican pues yo resucito, yo morí por ti y todos tus amigos”… Este estribillo ha sonado todos estos días en las principales emisoras musicales y ha sido publicado en los principales diarios de todo el mundo. Europa FM, los 40, La Sexta, Antena 3, El País, La Vanguardia...todos los grandes medios se han hecho eco de “Resucito”, la ya conocida versión católica de “Despacito”, el éxito mundial de Luis Fonsi, que han realizado tres jóvenes madrileños y que sin pretenderlo se ha convertido en un fenómeno viral.

Guille, Edu y Luisto tuvieron la idea de versionar la canción del momento para darle un toque cristiano y Pascual de cara a la fiesta de la resurrección y tras subir la grabación a Youtube el pasado 17 de abril ya tiene más 1,2 millones de visitas llegadas de toda España y Latinoamérica. En si misma, esta canción se ha convertido también en un hit mundial que ha llegado a decenas de miles de jóvenes alejados de la Iglesia.

De canción para amigos a fenómeno viral
Aunque en realidad el objetivo de esta versión era más íntima y familiar. Así lo ha explicado a Religión en Libertad Guille, el guitarrista que aparece sentado en la parte trasera del vehículo. “Para nada imaginábamos este fenómeno. La idea original era grabar un vídeo para nuestra comunidad de amigos de Cursillos de Cristiandad y nos hemos encontrado con este boom”.

Precisamente, la idea de grabar Resucito surgió en la Pascua que celebran los jóvenes de este movimiento. Hace dos años ya se hizo un vídeo con la entonces canción del momento y “surgió la idea –explica Guille-  de hacer un homenaje a ese momento con otro vídeo de una canción famosa”.



Mensajes de agradecimiento de no creyentes
“Todo iba enfocado a una vigilia de actuaciones que hacemos tras la Vigilia Pascual. Entonces se le ocurrió a mi hermano (Edu) el estribillo durante el descanso y a partir de ahí construimos la letra”, explica este joven madrileño.

Ante el fenómeno mediático que ha rodeado a esta versión, Guille cuenta a ReL que “estamos recibiendo mensajes de gente no creyente e incluso ateos convencidos que nos están felicitando y alucinando con el mensaje que mandamos porque no es nada usual dentro de la sociedad en la que estamos”.

La canción, "una alabanza a Dios"
Estos jóvenes insisten en que la canción no tiene otro sentido que ser “una alabanza a Dios” por lo que se muestran muy contentos de que pueda servir para evangelizar o para por lo menos hacer presente el mensaje de la Pascua en ambientes descristianizados.

Guille defiende de esta manera que se pueda ser católico y moderno. “Es lo que debemos ser. Estamos en el mundo y nuestro carisma de Cursillos nos insta a transportar esta alegría del Resucitado al mundo. Es casi obligatorio ser moderno, feliz y católico”, asegura este joven.

En su opinión, un “católico aburrido” no atrae y su objetivo pasa por atraer a muchos a la Iglesia por lo que el vídeo “va al final un poco en esa línea”.

"Romper con los prejuicios"
Por ello, dirigiéndose a todos aquellos jóvenes no creyentes que han visto esta versión cristiana de la canción les llama a “romper con los prejuicios sobre la Iglesia y los católicos”.


Estos tres jóvenes viven su fe sin complejos y sin miedo 

“Como jóvenes –añade Guille- nos vemos casi en el deber de mostrar que ser católicos es una alegría inmensa y que se puede vivir la fe dentro del mundo siendo un joven normal y teniendo a Cristo en medio de nuestras vidas. Y esto aporta una libertad y una felicidad incomparables”.

¿Más versiones de canciones conocidas?
Apuestan por la atracción como forma de evangelización. La clave es que los alejados miren a los creyentes y se pregunten: “¿por qué este chaval es diferente?, ¿qué tiene de especial para ser tan feliz? Que tengo a Cristo en mi vida”.

Aún no han salido del shock de sin querer ser creadores de este fenómeno viral  y aunque no tienen planeado nada “es una posibilidad aprovechar este boom y utilizar la música para evangelizar”.

También han recibido críticas
Sin embargo, pese a las cientos de miles de visitas y la enorme repercusión que han tenido no les han faltado críticas, tanto desde fuera de la Iglesia como desde dentro.

Guille asegura que agradecen también las críticas negativas pues “es parte de hacer algo evangelizador”. A su juicio. “si gustas a todo el mundo y todo el mundo te aplaude algo estás haciendo mal”.

Y es que ha habido católicos que les han escrito de Latinoamérica acusándoles de romper la “pureza de la música católica” con esta versión de Despacito. “Hemos utilizado esto para transmitir un mensaje de alegría, evangelizar y transmitir la alegría de la Pascua”, responde el que da sonido a la guitarra.

En las redes sociales y en internet se ha producido un fuerte debate sobre la idoneidad de hacer versiones de canciones como la de Luis Fonsi.



"Evangelizar desde mi trinchera"
Y ante las críticas, un sacerdote youtuber, el padre Sam, ha querido salir en defensa de los tres católicos españoles. Este religioso hondureño considera que “no es justo que unos jóvenes que han querido poner sus dones y ser creativos les lapidemos y critiquemos”. “Desde su realidad han querido aportar algo, evangelizar”, añade.

Por ello, le parece “farisaico” criticar la iniciativa de estos jóvenes afirmando que “han profanado la fe”. Explica que la “canción está hecha a partir de una mundana pero no es una canción para cantar en misa, no es litúrgica, es una idea para llegar a distintas realidades. No es profanar la fe. Es intentar evangelizar desde la trinchera”.

Alejado de la fe, compró un pastel con esfuerzo, se lo dio a un mendigo y Dios respondió rápido


La conversión y experiencia mística de Nicolò Manduci

Alejado de la fe, compró un pastel con esfuerzo, se lo dio a un mendigo y Dios respondió rápido

Nicolo Manduci cuenta cómo un gesto de caridad y una experiencia mística le devolvieron a Dios

Alejado de la fe, compró un pastel con esfuerzo, se lo dio a un mendigo y Dios respondió rápido

El programa de entrevistas-testimonio Cambio de Agujas, en HM Televisión (www.eukmamie.org) difunde la historia de Nicolò Manduci, un joven ingeniero italiano que durante años se adentró en la droga, el alcohol y las diversiones dañinas... hasta que un día sintió el impulso de regalar un pastel que llevaba en sus manos a un mendigo que vio en la calle. Eso desencadenó en él una experiencia de la cercanía de Dios, con el que estaba enfadado, y una conversión creciente. 

La falta de amor ahogó su fe de niño
Nicolò estudió de niño en una escuela de los salesianos, y allí aprendió a hablar con la Virgen María, a través de la figura de María Auxiliadora. Sin embargo, al pasar los 10 años dejó de orar. 

Por un lado, no notaba afecto por parte de sus padres. Por otro lado, le rechazaban los chicos de su edad. Se sentía solo. Y cuando llegó a la escuela secundaria, buscando ser aceptado por los otros adolescentes, conscientemente fue optando por alejarse de Dios. 

Nicolò asegura que en el fondo de su comportamiento estaba una crisis afectiva. "Me faltaba el amor, me faltaba afecto. Inicié mi camino en búsqueda de mí mismo, en búsqueda de la felicidad. Buscaba en sitios equivocados, buscaba en la discoteca, en la droga, en el alcohol, en todas las cosas que no me hacían feliz. Esto me llevó a alejarme de personas queridas, de amigos que tenían valores y principios fundamentados en la fe. Pero en aquel momento me resultaban incómodos porque ninguno podía sanar aquella herida que yo llevaba dentro. Ninguno me podía amar como yo hubiera querido.  Ninguno podía entenderme como yo hubiese querido”.


Nicolò y unos compañeros de fiesta sonríen ante las cámaras con sus cervezas; la soledad y el desamor van por dentro

Enfadado con Dios
Nicolò no era ateo. Sabía que Dios existía, que era un alguien que le vigilaba, que le "miraba siempre"... y eso le enfurecía. 

“Le echaba a Él la culpa de lo que me pasaba. ¿Por qué pasaba eso? ¿Por qué soy así? ¿Por qué soy distinto? ¿Por qué me siento tan mal? ¿Por qué los demás son felices?. Y claro, a alguien tenía que echarle la culpa, pero en realidad habría tenido que mirar un poco dentro de mí".

La falta de amor llevaba al enfado con Dios. "Yo no tenía fuerza para encontrar las respuestas, no tenía una madurez suficiente, no tenía tampoco educadores válidos en los que apoyarme”. 

El hogar familiar tampoco era un refugio. “Busqué apoyo en mi familia, pero mi familia pasaba por un periodo de enfrentamiento. Había mucha presión en casa. Mi madre y mi padre no iban de acuerdo, no había fe, no había unión. Iban cada uno por su cuenta. Había un gran egoísmo entonces, y yo sentía el peso de ese egoísmo en casa. Por eso decidí cambiar de objetivo y partí para Londres”.

La vida en Londres
Al principio pensaba pasar solo un par de meses en Londres, pero luego se quedó allí dos años. Trabajaba y estudiaba en circunstancias duras, viviendo con mucha austeridad y llegando a pasar necesidad. 

Pero en aquella dureza de la vida de emigrante adquirió algunas virtudes humanas que lo fortalecieron.

“Comencé a crecer en humildad, pobreza y obediencia. Y estas tres virtudes, que yo no comprendía en aquel momento, empezaron a darme fuerza, fuerza y seguridad dentro de mí, estabilidad. Comprendí que había algo en estas tres cosas que hacían de eje en mi vida: empezaba a poner como los cimientos de mi persona”.

Un impulso de caridad... y una respuesta mística
Un día consiguió reunir dinero para darse un pequeño capricho y se compró un pastel. Con la caja en las manos, caminando hacia casa para comérselo, pasó ante un anciano mendigo que tocaba el violín en silla de ruedas.

Nicolò sintió que la compasión le invadía el corazón, que pensaba en el otro, que se ponía en el lugar del otro. 

“Sentí dentro del corazón que tenía que darle el pastel. Yo algo sí tenía, y esta persona no estaba seguro de qué cosa iba a tener aquella tarde, ni de si iba a sobrevivir aquella noche”, recuerda.

Dio el pastel al mendigo. Y en ese momento pasó algo en el corazón de Nicolò.

“En ese momento sentí una gran paz. Sentí un amor grandísimo en el corazón que me tocaba dentro y no sabía lo que era. Más tarde he entendido que el amor de Dios comenzó a visitarme. Dios había visitado mi corazón y, sobre todo, había visto que yo tenía deseo de cambiar".

Al llegar a casa, notó algo que no había sentido nunca. "En el momento en el que entré en mi casa, recuerdo que cerré la puerta, y sentí como una persona, una presencia cerca de mí. Recuerdo que sentía una fuerza en mi corazón que me decía: Cualquier cosa hecha al más pequeño de mis hermanos, es como si me la hubieras hecho a Mí”. Esta persona era Jesús. En aquel momento sentí la presencia de Jesús vivo cerca de mí”.

La Iglesia, María, los sacramentos
Tras esta experiencia, Nicolò tomó la decisión de regresar a casa, a Italia. 

Allí un amigo le invitó a ir a Misa con él, pero Nicolò desconocía el valor de la Eucaristía. Ahora él ya rezaba solo, ¿por qué tenía que ir a Misa? 


Nicolò Manduci cuenta su testimonio en el programa Cambio de Agujas, de HM Televisión

Después le propusieron visitar Medjugorje, el pueblo de Bosnia cuyas supuestas apariciones marianas están aún bajo investigación de la Iglesia. Allí oró así: “María, tú eres mi Madre, yo no sé qué haré de mi vida, lo importante es que tú estés orgullosa de mí". 

Y añadió después: "Señor Jesús, ayúdame a comprender por qué tengo que ir a Misa”. 

Dios escucharía su oración: no pasaría mucho antes de que la Misa fuera el centro de su jornada, una fuente de amor y de alegría, de sanación espiritual, y de enseñanza para su vida. 

Hoy cuenta su testimonio esperando que sea una luz para otras personas. “Espero verdaderamente que mi testimonio pueda servir de ayuda a algún joven que haya podido pasar un sufrimiento como el mío, o que esté en una situación de droga, de alcohol, de la que tal vez quiere salir. Una situación en la que tantos chicos están, en compañía de amistades malas, equivocadas. Que puedan realmente encontrar la armonía, la armonía que viene de Cristo, que viene de Dios. No hay armonía en las cosas del mundo, por desgracia, no hay felicidad, no tiene riqueza. Hay una riqueza interior que es la riqueza que encontramos en Dios”.

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 27 de abril de 2017

Santo Evangelio 27 de Abril 2017


Día litúrgico: Jueves II de Pascua

Santoral 27 de Abril: La Virgen de Montserrat, patrona principal de Cataluña
Texto del Evangelio (Jn 3,31-36): El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.


«El que cree en el Hijo tiene vida eterna»
Rev. D. Melcior QUEROL i Solà 
(Ribes de Freser, Girona, España)



Hoy, el Evangelio nos invita a dejar de ser “terrenales”, a dejar de ser hombres que sólo hablan de cosas mundanas, para hablar y movernos como «el que viene de arriba» (Jn 3,31), que es Jesús. En este texto vemos —una vez más— que en la radicalidad evangélica no hay término medio. Es necesario que en todo momento y circunstancia nos esforcemos por tener el pensamiento de Dios, ambicionemos tener los mismos sentimientos de Cristo y aspiremos a mirar a los hombres y las circunstancias con la misma mirada del Verbo hecho hombre. Si actuamos como “el que viene de arriba” descubriremos el montón de cosas positivas que pasan continuamente a nuestro alrededor, porque el amor de Dios es acción continua a favor del hombre. Si venimos de lo alto amaremos a todo el mundo sin excepción, siendo nuestra vida una tarjeta de invitación para hacer lo mismo.

«El que viene de arriba está por encima de todos» (Jn 3,31), por esto puede servir a cada hombre y a cada mujer justo en aquello que necesita; además «da testimonio de lo que ha visto y oído» (Jn 3,32). Y su servicio tiene el sello de la gratuidad. Esta actitud de servir sin esperar nada a cambio, sin necesitar la respuesta del otro, crea un ambiente profundamente humano y de respeto al libre albedrío de la persona; esta actitud se contagia y los otros se sienten libremente movidos a responder y actuar de la misma manera.

Servicio y testimonio siempre van juntos, el uno y el otro se identifican. Nuestro mundo tiene necesidad de aquello que es auténtico: ¿qué más auténtico que las palabras de Dios?, ¿qué más auténtico que quien «da el Espíritu sin medida» (Jn 3,34)? Es por esto que «el que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz» (Jn 3,33).

“Creer en el Hijo” quiere decir tener vida eterna, significa que el día del Juicio no pesa encima del creyente porque ya ha sido juzgado y con un juicio favorable; en cambio, «el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él» (Jn 3,36)..., mientras no crea.

Musulmán, agresivo, se juntaba con lo peor del barrio... pero en una capilla sintió el ardor de Dios


El cantante y actor Ladji Diallo se bautizó en Lourdes

Musulmán, agresivo, se juntaba con lo peor del barrio... pero en una capilla sintió el ardor de Dios


Ladji Diallo, el comediante y cantante que agradece a Dios su vida actual. Se relacionaba con malas influencias y se movía en ambientes hostiles

Musulmán, agresivo, se juntaba con lo peor del barrio... pero en una capilla sintió el ardor de Dios

Ladji Diallo (www.ladjidiallo.com) es un músico y comediante que nació en Francia en 1980 en una familia de religión musulmana originaria de Malí. Creció en los suburbios de París en un ambiente rodeado de violencia y hostilidad. Su madre no le trataba bien y se juntaba con los chicos malos de su ciudad.

Un grave accidente de sus padres le acercaría a lo espiritual. En el hospital, Ladji conoció a una mujer que le habló sobre un campamento de verano para jóvenes en Lourdes. Allí comenzaría una aventura de fe como voluntario acompañando a discapacitados. Una experiencia mística en una capilla de los Pirineos lo impactó.

Por el mal camino
"Siempre me gustó buscar pelea. Me molestaba cualquier cosa que se interpusiera en mi camino". Así vivía Ladji Diallo durante su infancia y adolescencia en París, una vida difícil que comenzaba en su entorno familiar.

“Mi madre a veces podía llegar a ser muy complicada y hasta violenta conmigo y mis seis hermanos. Mi padre apenas estaba en casa. Su presencia era escasa en nuestra vida porque dedicaba muchas horas a su trabajo como panadero”, recuerda Ladji.

Ladji también era mal estudiante, fracasó en los estudios y se juntaba con malas influencias que le llevaron por el mal camino. “Estaba rodeado por el mal”, dice.


El accidente que cambió su vida
Los padres de Ladji tuvieron un grave accidente. Hasta ese momento a Ladji le daba igual todo, no valoraba la vida, “era un adolescente terco e insensible”, cuenta. Pero rompió a llorar al ver a sus padres en el hospital.

Durante el tiempo que Ladji estuvo en el hospital acompañando a sus padres, conoció a una mujer que le habló de un campamento de verano en los Pirineos que organizaba un sacerdote que ella conocía. Pensó que recomendárselo a Ladji le vendría bien para despejarse durante el tiempo que durara la recuperación de sus padres.

A Ladji le gustó la idea y tras obtener el permiso de su padre emprendió rumbo a los a los Pirineos junto a cinco de sus hermanos.

El sacerdote que dejó huella en Ladji
“Y ahí estábamos cinco de mis hermanos y yo bajo la autoridad de un sacerdote, Joseph”, recuerda Ladji de su llegada.

El padre Joseph, que les acompañó durante el viaje, les inspiraba responsabilidad y eso marcó la vida de Ladji. “El cura nos hacía reír, sus palabras sencillas llegaban a mi corazón. Sin reconocerlo, él dejó en mí una marca sólida”.

A Ladji le llamó la atención ver tantos jóvenes católicos en la capilla, todos tan contentos. “Parecían dispuestos a creer. Me llamaba la atención lo que cantaban y me di cuenta de que en ellos había una curiosa sensación de presencia”, explica.

El encuentro con los enfermos
A medida que avanzaba su estancia en Lourdes, Ladji y sus hermanos empezaron a sentir un deseo de hacer algo por los demás. El sacerdote decidió incorporarles en un grupo de jóvenes que van a Lourdes a acompañar a enfermos discapacitados. "Ellos, los enfermos, me fueron haciendo suyo".


Ladji hoy es músico y humorista... y también le gusta hablar de su fe

Poco a poco Ladji comenzó a notar que algo le estaba rondando por dentro. “Con esta experiencia, combinada con la del campamento, sentí que algo se movía dentro de mí. Era algo que perturbaba mi sueño. No me reconocía a mí mismo”, recuerda Ladji.

Una noche en la capilla
Una noche en la que Ladji estaba asomado a la ventana vio unas extrañas sombras que se formaban en la capilla. Ya lo había notado en otras ocasiones y decidió investigarlo de cerca, yendo a la capilla.

“Acudí en silencio y no vi a nadie. Me senté en un banco y esperé sin moverme”.  

Minutos después, recuerda Ladji, sintió mucha paz. "Un calor me invadió. Mis lágrimas empezaron a fluir. Algo en mí me susarraba. Me decía: ‘Ladji, déjate llevar, déjate querer. Sí, has hecho el mal, pero puedes ser amado, eres digno de ser querido, yo quiero hacerte descubrir quién eres de verdad, tu riqueza, tu belleza’. Una paz extraordinaria me envolvió".

Sintió que le rodeaba esa sensación de paz y no quería marcharse. “Me quedé mucho tiempo allí, como suspendido fuera del tiempo”. Salió de la capilla muy feliz, ligero.  

Al volver a su habitación, descubrió un ejemplar del Nuevo Testamento. Leyéndolo, conoció la historia de Jesús. Y las palabras de Jesús, dice, "encendieron en mí un ardor interior que no se desvanecía".

Al día siguiente, le dijo al padre Joseph que quería seguir a Jesús, pero el sacerdote le animó a tener calma y reflexionar más, y volver a hablar de ello una semana después. 

Pasados siete días, con los Evangelios ya leídos, Ladji insistió al sacerdote: 

- Quiero seguir a Jesús.
- No será fácil - le dijo el cura. 

Pero Ladji insistió. 



Ahora es cristiano
A su regreso del viaje, Ladji contó a sus padres lo que había vivido. Fue duro para ellos. "Que yo sea de confesión cristiana fue para ellos como un signo de fracaso, porque ellos tenían la obligación de transmitir la fe musulmana a sus hijos", entiende. 

Pero con el tiempo percibieron el cambio en Ladji, su mejoría. "Estoy más tranquilo y controlo mi agresividad", dice. Hoy Ladji Diallo trata con cautela el tema de la fe con sus padres.

Aprendió a tocar la guitarra en el coro de la misa de los domingos y después de dos años de formación, se bautizó en Lourdes. 

Ahora lleva una nueva vida y ha encauzado su futuro como actor cómico y cantante. También le gusta contar su testimonio de fe. Se siente orgulloso de que Dios le haya dado oportunidad de "mostrar su talento".

Su testimonio de conversión en francés está disponible en Une Solution Existe y fue publicado originalmente en L'1 Visible nº61. 

(A continuación se ofrece el testimonio de Ladji Diallo para el programa de la televisión católica francesa,  Le Jour de Signeur, emitido por France 2)

miércoles, 26 de abril de 2017

Santo Evangelio 26 de Abril 2017


Día litúrgico: Miércoles II de Pascua

Santoral 26 de Abril: San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia

Texto del Evangelio (Jn 3,16-21): En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios».


«Vino la luz al mundo»
Fr. Damien LIN Yuanheng 
(Singapore, Singapur)



Hoy, ante la miríada de opiniones que plantea la vida moderna, puede parecer que la verdad ya no existe —la verdad acerca de Dios, la verdad sobre los temas relativos al género humano, la verdad sobre el matrimonio, las verdades morales y, en última instancia, la verdad sobre mí mismo.

El pasaje del Evangelio de hoy identifica a Jesucristo como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Sin Jesús sólo encontramos desolación, falsedad y muerte. Sólo hay un camino, y sólo uno que lleve al Cielo,que se llama Jesucristo.

Cristo no es una opinión más. Jesucristo es la auténtica Verdad. Negar la verdad es como insistir en cerrar los ojos ante la luz del Sol. Tanto si le gusta como si no, el Sol siempre estará ahí; pero el infeliz ha escogido libremente cerrar sus ojos ante el Sol de la verdad. De igual forma, muchos se consumen en sus carreras con una tremenda fuerza de voluntad y exigen emplear todo su potencial, olvidando que tan solo pueden alcanzar la verdad acerca de sí mismos caminando junto a Jesucristo.

Por otra parte, según Benedicto XVI, «cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32)» (Encíclica "Caritas in Veritate"). La verdad de cada uno es una llamada a convertirse en el hijo o la hija de Dios en la Casa Celestial: «Porque ésta es la voluntad de Dios: tu santificación» (1Tes 4,3). Dios quiere hijos e hijas libres, no esclavos.

En realidad, el “yo” perfecto es un proyecto común entre Dios y yo. Cuando buscamos la santidad, empezamos a reflejar la verdad de Dios en nuestras vidas. El Papa lo dijo de una forma hermosísima: «Cada santo es como un rayo de luz que sale de la Palabra de Dios» (Exhortación apostólica "Verbum Domini").

Probó muchas religiones, pero un día entró en la catedral, sintió una Presencia y ahora se bautiza


Ella no sabía nada del catolicismo, sólo prejuicios por la prensa

Probó muchas religiones, pero un día entró en la catedral, sintió una Presencia y ahora se bautiza

Rachel Corbin sintió una presencia al entrar en la catedral de Savannah... y decidió investigar más

Probó muchas religiones, pero un día entró en la catedral, sintió una Presencia y ahora se bautiza

Rachel Corbin es una joven norteamericana que ha sido bautizada en esta Pascua, en Savannah, Estados Unidos. Dice que hace unos pocos meses no podía ni imaginar que algo así sucedería.

Ella no sabía nada del catolicismo, sólo sabía que los católicos tenían “ya sabes, rosarios e iconos”.

Ella siempre tuvo interés en las cosas religiosas y espirituales. Ella lo explica así a Southern Cross, el diario de la diócesis de Savannah: “Probé muchas religiones distintas y, simplemente, no llenaban. Siempre sentía que algo faltaba, siempre había dudas en los caminos espirituales que tomaba. Nunca había la plenitud que buscaba. Era como estar sumergida bajo el agua intentando llegar a la superficie, a que algo me agarrase desde arriba para salir”.

Un bonita catedral: "entremos"
Visitando a su prometido en Savannah vio la catedral (savannahcathedral.org). “Mira, es realmente bonita, ¿podemos entrar?”, le dijo. “Sí, vamos a verla, nunca estuve aquí”, dijo él.

Y nada más entrar, sucedió.

“Fuimos y fue como ‘bum’, ¿sabes? Lo primero que sentí fue como una presencia muy fuerte, que no era abrumadora, ni nada malo, sino como una presencia que daba la bienvenida. Casi como tranquilizándome. Nunca había sentido eso antes. Pensé que era muy extraño, y empecé a apreciar todo lo que había allí. Pensé: quizá aquí hay algo que debería examinar...”

Al principio solo quería eso, examinar, explorar esas “cosas católicas” de las que no sabía nada de nada. Pensó: “tengo Pinterest, puedo buscar temas, puedo aprender un poquito...”. “Siempre me ha interesado la religión, aprender cosas”. Simplemente, reconoce, “tenía  muchos prejuicios contra el cristianismo”.


 La catedral de san Juan Bautista, en Savannah, por dentro

La respuesta correcta pero exigente 
Pero investigando el catolicismo y leyendo empezó a pensar, después de haber explorado antes otras religiones y opciones: “Quizá esta es la respuesta correcta”.

Veía obstáculos. La vida católica es exigente, una apuesta firme por el bien, la virtud, el caminar con Dios... “He sufrido de baja autoestima, de dudar sobre mí misma, y pensaba, ‘no sé si yo podría ser una buena católica’”.

Pero una noche rezó a Dios y le dijo: “Si esto es lo correcto, simplemente ponte detrás de mí y empújame al otro lado de la puerta. Y eso es lo que pasó”.

Asombrada por la acogida 
Una cosa que le asombró de ser acogida en la Iglesia y de conocer cristianos es “lo acogedores que son”. “Desde fuera todo parecía muy conservador, como una comunidad muy cerrada, o eso es lo que los medios de comunicación muestran, pero en realidad es todo extremadamente acogedor. Gente supermaja”.

Han pasado solo unos meses desde que sintió aquella presencia al entrar en la catedral pero hoy tiene clara su opción: “Esto es lo que Dios quiere que haga, es lo que está bien”.

Fuente: Religión en libertad

martes, 25 de abril de 2017

Santo Evangelio 25 de Abril 2017


Día litúrgico: 25 de Abril: San Marcos, evangelista

Texto del Evangelio (Mc 16,15-20): En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien». 

Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.


«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»
Mons. Agustí CORTÉS i Soriano Obispo de Sant Feliu de Llobregat 
(Barcelona, España)


Hoy habría mucho que hablar sobre la cuestión de por qué no resuena con fuerza y convicción la palabra del Evangelio, por qué guardamos los cristianos un silencio sospechoso acerca de lo que creemos, a pesar de la llamada a la “nueva evangelización”. Cada uno hará su propio análisis y apuntará su particular interpretación.

Pero en la fiesta de san Marcos, escuchando el Evangelio y mirando al evangelizador, no podemos sino proclamar con seguridad y agradecimiento dónde está la fuente y en qué consiste la fuerza de nuestra palabra.

El evangelizador no habla porque así se lo recomienda un estudio sociológico del momento, ni porque se lo dicte la “prudencia” política, ni porque “le nace decir lo que piensa”. Sin más, se le ha impuesto una presencia y un mandato, desde fuera, sin coacción, pero con la autoridad de quien es digno de todo crédito: «Ve al mundo entero y proclama el Evangelio a toda la creación» (cf. Mc 16,15). Es decir, que evangelizamos por obediencia, bien que gozosa y confiadamente. 

Nuestra palabra, por otra parte, no se presenta como una más en el mercado de las ideas o de las opiniones, sino que tiene todo el peso de los mensajes fuertes y definitivos. De su aceptación o rechazo dependen la vida o la muerte; y su verdad, su capacidad de convicción, viene por la vía testimonial, es decir, aparece acreditada por signos de poder en favor de los necesitados. Por eso es, propiamente, una “proclamación”, una declaración pública, feliz, entusiasmada, de un hecho decisivo y salvador.

¿Por qué, pues, nuestro silencio? ¿Miedo, timidez? Decía san Justino que «aquellos ignorantes e incapaces de elocuencia, persuadieron por la virtud a todo el género humano». El signo o milagro de la virtud es nuestra elocuencia. Dejemos al menos que el Señor en medio de nosotros y con nosotros realice su obra: estaba «colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (Mc 16,20).

Hija de violación, esclava sexual a los 14 años, vendida a un mafioso... negarse a abortar la liberó


Darlene Pawlik rezó a Dios, tuvo un sueño especial... y hoy puede ayudar a muchas

Hija de violación, esclava sexual a los 14 años, vendida a un mafioso... negarse a abortar la liberó

Darlene Pawlik, en una radio con un periodista... a menudo comparte su testimonio para ayudar a dar esperanza a mujeres en apuros

Hija de violación, esclava sexual a los 14 años, vendida a un mafioso... negarse a abortar la liberó

Darlene Pawlik, norteamericana, está casada desde hace 24 años y es madre de cinco hijos. Es enfermera, activista en defensa de la vida y vicepresidenta de  Save The 1 (Salvar El 1), la plataforma de personas provida que conocen de cerca el trauma de la violación. 

Darlene Pawlik ha sido víctima por partida doble: fue engendrada en una violación, fue abusada por su padre y un tío materno, y luego fue vendida y usada prácticamente como esclava sexual durante varios años en su adolescencia. 

Un origen de abusos y sin amor

"Me concibieron en una violación brutal y me enteré de ello cuando era muy pequeña. El conocimiento de este hecho y el abuso sexual infantil del que fui víctima por parte de mi propio padre y, más tarde, por un tío materno me hicieron sentir que no valía nada y era una niña muy vulnerable", recuerda. 

Saber desde pequeña que era fruto de violación y ser objeto de abusos en su propia familia habían hundido su autoestima.

"Tenía 12 años cuando mi madre se divorció por segunda  vez. Desde los trece años, estuve metida metida en drogas y alcohol, vagando por el vecindario y saliendo con un fisicoculturista que conducía un Cadillac negro. Me cortejó y fue muy paciente mientras me manipulaba para meterme en su cama".

"Él me vendió por primera vez el día que cumplí 14 años. Yo estaba de pie sobre tres pulgadas de lodo congelado, con las zapatillas de tenis llenas de agua helada, tiritando delante de una farmacia local al final de la calle donde vivíamos, esperando a que me recogiera. El comprador estaba encantado de saber que yo era tan joven, inexperta y miedosa".

Vendida cientos de veces
"El proxeneta me vendió por sexo cientos de veces. Luego me vendió a otro hombre que, a su vez, me vendió por sexo también", recuerda.

Darlene resume así esos años: "Era un círculo vicioso de abusos, violación en grupo, intento de suicidio, insomnio, acurrucarme en puertas y escalinatas de iglesias, drogas, alcohol, arrestos y huir de nuevo".

¿Qué la mantenía tan sometida? La combinación de miedo y falta de esperanza. "Yo me sometía a ese tráfico sexual por miedo, no porque me encerraran o amenazaran. No tenía esperanzas de que las autoridades me ayudasen".

Ella veía que las "autoridades" no parecían pdoer ayudarla. "Un apartamento en el que me alojé fue alquilado al candidato a sheriff de esa pequeña ciudad. Algunos de mis clientes eran hombres de negocios, un concejal de la ciudad, profesionales, y algunos amantes de la violencia y mal".


  Darlene Pawlik hoy, madre y esposa feliz

Como "mascota" de un solo protector 
"A los diecisiete años, me vendieron a un hombre como una "mascota". Pensé que estaría más segura, al menos tendría que servirle solo a él. Me vestía bien y me llevaba a cenas agradables. Obtuve un trabajo y finalmente sentí un poco de estabilidad, era casi normal".

Pero había una condición para esa "normalidad": nada de bebés. "Él me había dicho que si me quedaba embarazada tendría que abortar. Me asustó, pero no sentí que tuviera elección".

"Después de cuatro meses, quedé embarazada. Mientras golpeaba su puño en el brazo de madera del sofá, me gritó: "¡No quiero vida!". Era aterrador - su voz se disparó a través de mí".

"Este hombre era un jefe del crimen organizado. Dijo que me haría un aborto o me mataría y yo sabía que esto era cierto. Uno de sus agentes había sido mi traficante y me había golpeado y violado en numerosas ocasiones. Concerté la cita para abortar en su presencia".

"Dios, si eres real, ayúdame"
"Esa noche alcé las manos al cielo mientras lloraba y rezaba: “¡Dios, si eres real, por favor, ayúdame!". De alguna manera, me quedé dormida y soñé con un aborto con todo detalle desde la perspectiva del interior de la matriz. No tenía conocimiento del aborto en ese momento, pero hoy sé que era preciso por el nivel de desarrollo gestacional en gran detalle. Esas pequeñas manos y pies, ese rostro diminuto, las costillas y la sangre... ¡Era horripilante! Yo siempre había querido ser mamá desde que tenía uso de razón".

"Cuando desperté, llamé a todos los que se me ocurría que me podrían ayudar. Busqué entre las tarjetas de presentación que la gente me había entregado en algún momento y di con una trabajadora social que había tratado de ayudarme una de las veces que me fugué. Ella me encontró un hogar para chicas embarazadas al que me llevaría. Algunos amigos llevarían mis cosas. Pero, ¿cómo me escaparía?"

El día de la fuga, vestida para una cena..
"Mi captor insistió en salir a cenar después de la cita para el aborto. Llegó el día. Me fui e hice arreglos con la trabajadora social, pero volví y me preparé para la cena. Estaba tan asustada que estaba llorando y casi histérica todo el día. Con mi cara hinchada, ojos inyectados en sangre, temblores y respiraciones superficiales, entré en el coche. Estaba muy intranquila - mi respiración lo delataba. Tartamudeé cuando le dije a él que me quería ir a vivir con una prima que me daría trabajo".

"Algo me pasó en esa mesa", le dije, "ya no quiero estar aquí". Pensé que él lo entendería porque me había hablado de otras chicas a las que había obligado a abortar y las había dejado ir. Toda la noche estuve muy nerviosa, no podía quedarme quieta porque tenía mucho miedo de que me descubriera. Fui al baño con frecuencia y lloré durante toda la cena, fingiendo náuseas y dolor. De camino a casa, me dijo que podía irme, pero si volvía a la ciudad, tendría que encontrarlo".

Prometió a Dios educar a sus hijos en la fe
"Salí de su casa rápidamente al día siguiente. Le prometí a Dios que formaría a mis hijos en el temor y admonición del Señor si mi bebé nacía bien. La niña nació y era perfecta. Y yo cumplí mi promesa. La gente que me conoce hoy, no puede comprender como pude haber vivido una vida así. Y yo les explico: Salvar a mi bebé me salvó la vida". 

Hoy Darlene puede hablar a otras muchas mujeres que viven en circunstancias duras y ayudarlas, asegurando que es posible la esperanza, que vale la pena apostar por la vida, que dar vida y cuidarla es sanador y transformador.


(Adaptado de la versión en español de Save The 1, Salvar el 1, salvarel1.blogspot.com.es)